Foto cedida por Moisés Jiménez |
La incompetencia política se ha hecho patente tras ver como uno de los elementos vivos más importantes y antiguos de nuestra ciudad caía en el olvido y finalmente moría tras más dos siglos de vida.
El suceso ocurrió en la media tarde de ayer cuando el pesado árbol se inclinó hacia un lado cayendo en el suelo dejando a la vista sus raíces y su tronco desquebrajado. Poco después la zona se llenaba de curiosos que querían contemplar y fotografiar como yacían en el suelo los restos de los últimos 250 años de la historia de nuestra ciudad.
A partir de ahora comenzarán los dires y diretes entre el gobierno local y el autonómico buscando un culpable sobre esta muerte anunciada. Lo que si sabemos es que, una vez más, el gaditano vuelve a perder, en este caso un árbol que forma parte del patrimonio de todos los ciudadanos y que, desgraciadamente, a partir de ahora solo será parte de nuestra memoria. Todo ello gracias al desacuerdo natural de nuestros mandatarios. Y es que, ahora una pregunta ronda sobre nuestras cabezas ¿Se podría haber evitado?
Adjuntamos este vídeo de Fernando Pedemonte, que muestra con todo lujo de detalles el árbol caído en el Callejón del Tinte.
Quizás, y digo solo quizás, no había mucho interés en que viviera
ResponderEliminarque pena...yo os mando uno desde Tenerife.
ResponderEliminarEres un gracioso. Esto es historia.
EliminarLegado patrimonial de los lugares de las Cortes y de la Constitución de 1812, shufla. Quédate en tu isla
EliminarEs mucho más que un árbol. Es ver cómo mueren cosas por abandono, es ver cómo no mantienen viva la llama de muchos lugares de Cádiz. Hay que difundir este mensaje y hacer llegar que hay que cuidar las cosas a los que no quieren verlo.
ResponderEliminarCAI
que pena, van a acabar con todo por la dejadez de unos y de otros, al final empezarán a tirarse la pelota de un sitio a otro y aquí no ha pasado nada, siempre lo mismo!!!
ResponderEliminarLas instituciones se parten el pecho con el bicentenario etc, pero no saben mantener los bienes históricos y culturales de la ciudad, aquellos que no dan tanta publicidad y no provocan cumbres iberoamericanas tan pomposas.
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