14J. Ésta ha sido la fecha elegida por los científicos e investigadores españoles para entonar una desesperada petición de ayuda. El día en que todas nuestras voces se unirán en una sola para reclamar un trato justo y digno. El día en que queremos hacer partícipe a la sociedad de nuestro desencanto y nuestro penar, de la profunda tristeza que sentimos al comprobar cómo la ciencia y la investigación son ninguneados y pisoteados por quienes rigen nuestros designios. El día en que decidimos que hay que denunciar las barbaridades que se están cometiendo con la cultura, el conocimiento y la innovación y que, sin duda alguna, condenarán a nuestro país a un largo caminar por el desierto. Para tal fin, diversas movilizaciones han sido convocadas a lo largo y ancho de nuestra geografía. Madrid, Barcelona, Granada, Jaén, Málaga, Murcia, Santiago de Compostela, Valencia, Zaragoza, Oviedo, Palma de Mallorca, Pamplona, Salamanca, San Sebastián, Santa Cruz de Tenerife, Sevilla y Vigo son testigo directo de nuestro desencanto y desesperanza. Desde la lejanía, estoy convencido de que el aliento de los investigadores gaditanos también está presente en las protestas. No tengáis duda. Cádiz también lucha con vosotros.
Basta ya. No podemos quedarnos con los brazos cruzados contemplando cómo la generación de jóvenes españoles mejor preparados de la historia desperdicia su talento o lo regala a otros países, mientras que España se convierte en el reino de políticos corruptos, asesores fantasmas, banqueros sin escrúpulos, empresarios sin dignidad y sindicalistas sin alma. No debemos seguir observando cómo nos pisotean y nos abren las puertas para que en este bendito país triunfen los mediocres, los enchufados y los vagos.
¿Qué clase de país es uno en el que los valores asociados al esfuerzo, la adquisición de conocimientos y la transferencia de los mismos a la sociedad no sólo no son valorados, sino que son relegados al escalafón más indigno? ¿Cómo podríamos calificar a un gobierno que no sólo fomenta la mediocridad a costa de la excelencia, sino que además, actúa únicamente en base a sus propios intereses? ¿Cuáles son los intereses ocultos de un gobierno que se escuda en un afán reformista desmedido e injustificado para empobrecer económica y culturalmente a las clases más humildes de nuestra sociedad? ¿Cuáles son los segmentos y clases sociales que se benefician de las reformas acometidas? ¿Qué clase de gobierno subvenciona gin-tonics y multas en el Congreso mientras restringe el acceso a la educación pública? ¿Por qué tanto interés en mostrar la casilla de salida a quienes pueden desarrollar un pensamiento libre de una manera más racional?
Completamente de acuerdo! Si no lo frenamos nosotros, no lo hará nadie!
ResponderEliminarCosas como estas hacen pensar: ¿Se invierte en España bien? ¿Es más gasto público (de ahí los recortes) que inversión? Lamentable, vamos por el mal camino
ResponderEliminarCreo que nos obsesionamos con la inversión y la inversión y la inversión...
ResponderEliminarEn tiempos de crisis hay que recortar gastos y está muy bien mirar hacia el futuro siempre y cuando lo haya: primero está el presente.