viernes, diciembre 13, 2013
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A Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César.
Hace unos años, Cádiz era una ciudad en la que la limpieza brillaba, pero por su ausencia. Las cacas de perro en las calles eran un emblema gaditano más característico que las tortillas de camarones y si se te caía alguna moneda al suelo la probabilidad de desincrustarla del mismo era proporcional a la viscosidad de la calle en cuestión.

Todo esto es una exageración –en mis textos me gusta hacer latente mi andalucismo profundo, igual que a Antonio Machado-  pero hay que reconocer que el lema “Cádiz como la plata”, fue un antes y un después en la higiene de esta ciudad.

El problema es que, cuando las cosas están muy mal, el más mínimo cambio supone una gran victoria a tener en cuenta pero, pasado unos años, dicho carácter mínimo deja de ser suficiente. Es el caso del paso de la dictadura a la democracia en este país, pero ese es otro tema…

Hoy en día, Cádiz está más limpio. Si alguien opina lo contrario que lo deje en los comentarios o calle para siempre. El centro más histórico y más comercial y más turístico de nuestra urbe es acicalado constantemente. En calles como Ancha, San Francisco y zonas como San Juan de Dios o San Antonio es habitual encontrar a barrenderos y/o camiones de limpieza (de esos con dos grandes cepillos a los lados que esparcen la suciedad muy eficazmente).

Hasta ahí todo perfecto pero mi pregunta es: ¿Por qué no son receptoras del mismo interés “higienizante” otras zonas con menos afluencia de público exterior?

Los vecinos de calles como Soledad o Hércules, por ejemplo, también pagan impuestos y si algo ha motivado este escrito es la sorpresa de uno de ellos al ver como, uno de los nombrados camiones, se adentraba en su calle, como si de el cometa Halley se tratase. Hasta dentro de unos 75 años no volverá a contemplar la majestuosidad de tal momento.

Por otro lado, hay zonas que, directamente, parecen pasar desapercibidas para los equipos de limpieza del Ayuntamiento.

Una pequeña callejuela que va desde San Juan hasta El Campo del Sur es ejemplo de ello. No sé si, igual que ocurre con Las 3000 Viviendas de Sevilla, se trata de un territorio tan hostil que ni las autoridades competentes se atreven a adentrarse en él, pero el caso es que en dicho tramo, con no más de 10 metros cuadrados, se podrían realizar cultivos bacterianos de todo tipo.

Y este es un aviso a todos los biólogos del mundo, a los que animo a que se acerquen con sus placas de Petri, antes de que este artículo de opinión cale tanto en la conciencia de los responsables, como para ir y limpiar una calle de transito constante para niños y mayores del barrio.

A lo mejor, si los transeúntes fueran representantes de otras zonas geográficas, con ganas de comprar camisetas con el lema “Lo siento pisha, no to er mundo puede sé de Cai”, el llamamiento científico nunca abría tenido lugar. Por ende, en pro de la ciencia y el I+D, tan apreciado e impulsado por todos nuestros políticos, aprovecho esta plataforma ciudadana para agradecer a los organismos responsables, la insalubridad de esta vía gaditana.

¿Es tu calle una de esas por las que es más fácil encontrar un billete de 50 euros en el suelo, que a un equipo de limpieza?

¿Consideras que es lícito que calles de mayor relevancia turística sean las receptoras de un mayor interés en este aspecto?





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