Hace unos años, Cádiz era una
ciudad en la que la limpieza brillaba, pero por su ausencia. Las cacas de perro
en las calles eran un emblema gaditano más característico que las tortillas de
camarones y si se te caía alguna moneda al suelo la probabilidad de
desincrustarla del mismo era proporcional a la viscosidad de la calle en
cuestión.
Todo esto es una exageración –en
mis textos me gusta hacer latente mi andalucismo profundo, igual que a Antonio
Machado- pero hay que reconocer que el
lema “Cádiz como la plata”, fue un antes y un después en la higiene de esta
ciudad.
El problema es que, cuando las
cosas están muy mal, el más mínimo cambio supone una gran victoria a tener en
cuenta pero, pasado unos años, dicho carácter mínimo deja de ser suficiente. Es
el caso del paso de la dictadura a la democracia en este país, pero ese es otro
tema…
Hoy en día, Cádiz está más limpio.
Si alguien opina lo contrario que lo deje en los comentarios o calle para
siempre. El centro más histórico y más comercial y más turístico de nuestra urbe
es acicalado constantemente. En calles como Ancha, San Francisco y zonas como
San Juan de Dios o San Antonio es habitual encontrar a barrenderos y/o camiones
de limpieza (de esos con dos grandes cepillos a los lados que esparcen la
suciedad muy eficazmente).
Hasta ahí todo perfecto pero mi pregunta es: ¿Por
qué no son receptoras del mismo interés “higienizante” otras zonas con menos
afluencia de público exterior?
Los vecinos de calles como
Soledad o Hércules, por ejemplo, también pagan impuestos y si algo ha motivado
este escrito es la sorpresa de uno de ellos al ver como, uno de los nombrados
camiones, se adentraba en su calle, como si de el cometa Halley se tratase. Hasta
dentro de unos 75 años no volverá a contemplar la majestuosidad de tal momento.
Por otro lado, hay zonas que,
directamente, parecen pasar desapercibidas para los equipos de limpieza del
Ayuntamiento.
Una pequeña callejuela que va desde
San Juan hasta El Campo del Sur es ejemplo de ello. No sé si, igual que ocurre
con Las 3000 Viviendas de Sevilla, se trata de un territorio tan hostil que ni
las autoridades competentes se atreven a adentrarse en él, pero el caso es que
en dicho tramo, con no más de 10 metros cuadrados,
se podrían realizar cultivos bacterianos de todo tipo.
Y este es un aviso a todos los
biólogos del mundo, a los que animo a que se acerquen con sus placas de Petri,
antes de que este artículo de opinión cale tanto en la conciencia de los
responsables, como para ir y limpiar una calle de transito constante para niños
y mayores del barrio.
A lo mejor, si los transeúntes
fueran representantes de otras zonas geográficas, con ganas de comprar
camisetas con el lema “Lo siento pisha, no to er mundo puede sé de Cai”, el
llamamiento científico nunca abría tenido lugar. Por ende, en pro de la ciencia
y el I+D, tan apreciado e impulsado por todos nuestros políticos, aprovecho
esta plataforma ciudadana para agradecer a los organismos responsables, la
insalubridad de esta vía gaditana.
¿Es tu calle una de esas por las
que es más fácil encontrar un billete de 50 euros en el suelo, que a un equipo
de limpieza?
¿Consideras que es lícito que
calles de mayor relevancia turística sean las receptoras de un mayor interés en
este aspecto?
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